Ahora vamos a cambiar de tema. De hecho Salvador no abre temporada 2020.
Pero mejor me dejo de retóricas. El W11 de Brackley supone un ejercicio se superioridad aérea que adquiere mayor dimensión precisamente porque a finales de esta temporada la historia se acabó, que cantaba Mecano. Bien resuelto en todas sus partes, los ingredientes fundamentales siguen estando ahí: generosa distancia entre ejes —lo que facilitará que las cuatro ruedas estén en permanente contacto con el suelo bajo todo tipo de condiciones—, liviano ángulo de caída del fondo plano, y unas formas exteriores que enfatizan el concepto flechas de plata, aunque esta vez hay algo más.
Hasta ahora, las carrocerías ceñidas tenían el marchamo made in Newey, pero, por lo que se ve, a Mercedes AMG le ha dado por explorar los territorios del Mago de Milton Keynes, y es que el W11 es ceñidísimo, lo que a la postre supone que va a obtener una mayor cantidad de calor aplicable al suelo del vehículo y por lo tanto a la obtención de downforce, lo que en cierto modo explicaría el por qué del DAS —a ver si saco tiempo y otro día os cuento esta película.
Hay riesgos, evidentemente, y aquí cabe quitarse el sombrero porque, en buena lógica, Brackley podía haber sobrevivido perfectamente con una evolución más ramplona del W10 de 2019. Sea como fuere, la alemana ha optado por tomar el camino complicado, cosa que es de agradecer, y ha presentado un monoplaza cuya parte media final está configurada en dos cuerpos con el fin de dotar al difusor y la terminación del fondo plano de mayor cantidad de aire.
Pero hay un matiz. Entre el volumen inicial (rotundo, como viene siendo costumbre esta sesión) y la superficie en declive por donde los caudales superiores y laterales se funden, existe una protuberancia que va hasta la zaga, que vuelve a dividirlos, de forma que el aire que llega al vano del alerón trasero y el que lame la zona baja cumplen dos propósitos diferenciados antes de fundirse sobre el difusor, y para qué negarlo, la función específica de cada uno de ellos la marcarán el bargeboard y la deriva vertical. En cristiano, que queda mejor: el W11 dispone de una polivalencia fácil de adaptar a la idiosincrasia de cada circuito.
Pues es lo que se ha conseguido, ganar unos dos segundos. Ya se vera en España.